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Pensamiento Positivo. Deja de esforzarte

Gracias a conversaciones con Discípulas de Casa Plataforma, estuve investigando sobre la industria creada alrededor del pensamiento positivo; resulta que mueve unos 11.000 millones de dólares al año según un artículo de la revista Forbes (1).


Uno de esos mensajes de hace años

Nos hacen caer en cuenta, desde la cantidad de libros (El Secreto ha vendido más de 16 millones de copias) hasta la ridícula cantidad de imágenes que se comparten y crean permanentemente en las redes sociales; BiOrbe, mi marca, hace parte de quienes son considerados “creadores de contenido” pero desde el inicio me he ocupado de no mover mensajes con ese contenido de lo que una de mis Discípulas llama “ridículamente positivo”: hablo de esos mensajes que muestran que aunque el barco se hunda, tocamos el violín y compartimos la escena en Twiter, Facebook e Instagram (todo al mismo tiempo).



Mientras tanto, estas mismas redes se pueblan de sonrisas y de frases como “bendecida y afortunada” o “sólo Dios puede juzgarme”; el entusiasmo y la alegría invade oficinas, colegios, universidades; en Europa cobra importancia la figura del Director del departamento de Felicidad mientras que Venezuela opera el Ministerio de la Suprema Felicidad; los muchos conferencistas mediocres de TED se frotan las manos, pensando en sus alegres ingresos por temas de “felices fórmulas innovadoras mágicas”; por supuesto metería aquí las cuatro frasecitas que elevan mi Ego por sobre ti (porque soy muy humilde) y sanan todo: “Lo siento. Perdóname. Gracias. Te amo”. Mi Universo es feliz; cómo no expresarlas. (Atención. Es sarcasmo)




Piensa positivo invirtiendo poco


Resulta que, al indagar un poco, ser feliz es súper sencillo: sólo hay que gastar algún dinero que se presente como un “aporte voluntario” (ni siquiera es mucho; es lo que yo quiera y considere); estas moneditas van a alguna conferencia o charla superficial; también puede gastarse en las bellas novedades editoriales que nos ofrezca el supermercado de nuestra preferencia. Así, de a poquitos, dejaremos de ser nosotros mismos; y de vivir, afrontar y entender nuestras propias circunstancias.


Palabras claves de este material positivista: emprendimiento, reinvención, liderazgo, emoción, pasión, liberación. Así nos alientan a ir en pos de esos sueños que plasmamos en nuestro “Mapa”(o cartelera): Mírala todos los días con verdadera fe y obtendrás un resultado increíble y feliz; mucho mejor que ese aburrido modelo lleno de monotonía que es tu vida, cuyos propósitos (en el caso de lo que los hubieras escrito) pueden ser viajar, conseguir pareja o, (los más sufridos) dar de comer a tus hijos o a tus mayores.




La felicidad no tiene base biológica


Además he visto, con ojo crítico, una afirmación de quienes se llaman, o se titulan, o practican el coaching emocional: Si no eres feliz, aunque seas joven, bella/o, independiente y tengas tu emprendimiento, debe ser porque no quieres; o porque algo hiciste en el pasado y lo tienes que pagar en el presente (ellos lo llaman Karma); también puede ser que no estás verdaderamente alineado con esos propósitos (los que están en el “Mapa”… ¿recuerdas?).


La idea debe ser entonces, como explica Remedios Zafra, que se nos obliga a experimentar un “entusiasmo” instrumentalizado: si o si debemos sentir “júbilo” cuando tengamos (o vivamos) algo físico que nos saque de la pobreza, la precariedad y nos haga ganar “la competencia” que inconscientemente deseamos librar con otras personas de nuestro entorno. Estamos ante la competitividad como forma de domesticación y estandarización. Así, los medios productivos satisfacen más fácil y mejor a la sociedad de consumo.


Y me encuentro un artículo de Rafael Euba, psiquiatra del King’s College London en The Conversation (2). Dice básicamente, que la dichosa felicidad es una idea abstracta sin base biológica y que carece de equivalente en la experiencia humana real.


Así que es posible que a los gurús del pensamiento positivo, principalmente a los del mundo norteamericano, se les hubiera ido la mano en sus desarrollos. Puede ser que aquella famosa demanda legal por hacer caminar gente en brasas ardiendo tenga un poco más de fundamento que el argumento que busca refutarla: “Es posible que no tuvieras suficiente fe”. (Ojo: La estoy resumiendo).




Los momentos REALMENTE felices


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En el mismo artículo hacen una referencia que me interesó muchísimo. Un califa del siglo X (que tiene todo lo que él desee a su alcance: comida, estudio, mujeres, dinero o poder, por ejemplo), llamado Abderramán III decidió, en el crepúsculo de su vida, contar el número exacto de días en los que se sintió feliz. Resulta que fueron sólo catorce. ¡Catorce!


Me dedico algunos días a compartir esta anécdota. Les cuento del Califa y les pregunto a varias de mis discípulas y a algunos amigos: “¿Cuántos momentos REALMENTE felices has tenido en tu vida?”; hay varios números. Individualmente ninguno pasa de siete. (¡Maldita sea!)



Puedes usar el espacio de los comentarios que te dejo abajo para resolver la pregunta: “¿Cuántos momentos REALMENTE felices has tenido en tu vida?”


Una idea que ya había oído


Ocurre que no estamos diseñados en realidad para ser felices, sino para sobrevivir y reproducirnos, como todas las demás criaturas del mundo. Una persona satisfecha no se mantendría en guardia ante las posibles amenazas para su supervivencia, así que los estados de satisfacción permanente no existen en la naturaleza”, afirma Rafael Euba.


Tengo una discípula que adoro y que trabaja ese argumento en una interesante Idea Mental: “Si no tengo una meta mayor, si no me hago más exigente, es posible que me vaya quedando inactiva y la inactividad es la muerte. Prefiero saber que aún me faltan cosas por lograr, por tener. Así me muevo, sé que estoy haciendo y sé que estoy viva”. Silencio mientras entienden el argumento mental que estaba en el Inconsciente de ella. (También podrías tenerlo tú, en alguna medida.)


Me uno a varios expertos en este tema, expresando que la felicidad es un antídoto o al menos, un somnífero contra la creatividad, la calidad y la innovación.




Nuestra postura al aprender


Euba añade en el artículo que “El hecho de que la evolución nos diera un gran lóbulo frontal en nuestro cerebro (con sus excelentes habilidades ejecutivas y analíticas), pero nos negara la habilidad natural de ser feliz, dice mucho acerca de las prioridades de la naturaleza”.


El argumento es coherente con la conclusión de científico cognitivo Steven Pinker. Él expresa que nuestra forma de aprender tiene una tendencia (a la que se le llama sesgo cognitivo). “Tendemos a prestarle mayor atención a las noticias negativas que a las positivas porque nuestro cerebro está hecho para alertar en primer lugar de los peligros, y una mala noticia, puede poner en riesgo nuestra vida”. Parece lógico que nuestros sesgos tengan origen en nuestro pesimismo; incluso es lógico también, que nos sea mucho más útil esta forma.


Otra muy interesante Idea Mental es la que toman varios de mis consultantes cuando prefieren, en algún punto de las sesiones de reprogramación, no seguir trabajando en movimientos conscientes de sanación. Prefieren lo que llamamos aquí en Escuela, la “bella ignorancia”. En el libro ‘Factfulness’ el médico sueco Hans Rosling nos recuerda que vivimos en el que podría ser, en muchos aspectos, el mejor mundo desde que estamos sobre la faz de la Tierra.


Así que desconocer o negar aquellas situaciones que nos conflictúan puede ser mejor que enfrentarnos a situaciones donde ya hemos experimentado, no sólo pesimismo o Tristeza, sino también Culpa, Miedo o Ira. Es mejor no saber. O hacernos los que no sabemos.



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El Arte. Particularmente la Música.


Este aparte será corto. Revisa por favor la música que escuchan los jóvenes. Es fácil: vas a Youtube y pones la canción tendencia del momento. Cuando termine, el buscador te llevará a otra. Repite este procedimiento cinco veces.


No necesito ser adivino. Al menos uno de esos cinco videos va a mostrar a un hombre (general y extrañamente joven) que tiene un auto 10 veces mejor que el que tu podrías tener; lujos en similar cantidad; mujeres a manotadas; Y todos sonríen por sus éxitos. Incluyendo a las mujeres. Se vende Felicidad. Para ser como yo, debes ser feliz.


No me voy a meter en las redes sociales y mucho menos en el cavernícola trashumante Facebook. Hazlo tú. Los videos con más likes son simples. Son lo que nos dan o nos muestran felicidad. Se trata de hacernos reír aunque sea a costa de lo estúpido que es un señor tocando de forma pésima la guitarra o de las caídas de un jovencito que pudo tener, en esta escena, una sería lesión cerebral. Eso nos da risa. Y lo compartimos. Y hablamos de eso. Y hay reuniones de familia o de amigos que consisten en intercambiar el “meme” del momento.



Es en La Sombra donde aprendemos


Ya vimos las formas de la fatua alegría; de la tonta felicidad. Por supuesto no quiero justificar que debamos “pasear con la nube negra encima de la cabeza”; y mucho menos acostumbrarnos a vivir en desarmonía o a presenciar permanentemente situaciones negativas.


Sin embargo los intentos de suicidio (algunos con éxito) nos han llevado a los integrantes de Casa Plataforma a entender que una de las cosas que lo originan, es esa poderosa baja tolerancia al fracaso; Ideas Mentales como “No sé qué hacer con mi vida”, “No le veo sentido a estudiar”, “No sé porque me dejó si yo lo amo” son expresadas en mi consulta por jóvenes, de menos de 24 años, con gordas lágrimas en sus ojos. Son la más clara evidencia de esta idea.


Y aprovecho para enviar un claro mensaje: A la mierda la aparente, irreal y estúpida Felicidad.

De ahí no aprenderás más que a juzgarte por no tener/ser como aquel que te venden en una pantalla. Deja la estupidez y la Ignorancia a un lado.


Ten criterio y entiende: En la Sombra, el fracaso, la falla y el error es en donde vas a encontrar la información para ser mejor.


¡Sal y practica! ¡Comparte tu forma y expresa tu autenticidad! ¡Bad Bunny canta como un retrasado mental… no lo copies… ya es suficiente con uno en el mundo! ¡A la Mierda lo mediocre!


A pesar de lo que hubiera dicho la industria del pensamiento positivo, soy un convencido de que la tristeza no es algo negativo; es un simple, y muchas veces necesario, estado de ánimo; es incluso un signo de humanidad y, salvo que se exprese en ti en un exceso tal que llegue a trastornos al Cuerpo Físico, luchar contra la Tristeza no es útil y mucho menos relevante.




Cierro. Concluyo...


«Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres» expresó Miguel de Cervantes. Somos humanos entonces cuando vivimos nuestras tristezas, mojamos nuestros ojos y entendemos la razón: La apropiación esa razón nos llevará a una vida mejor. Así sea que una guacamaya azul aprenda a volar, que los Na’vi recuperen su planeta o que un niño mejicano recuerde con cariño a su abuelita ya muerta.



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Notas:

1. Rebecca Ruiz. Forbes Staff. Why Positive Thinking May Be Overrated. https://www.forbes.com/2009/10/14/positive-thinking-myths-lifestyle-health-happiness.html

2. Rafael Euba. Humans aren’t designed to be happy – so stop trying. https://theconversation.com/humans-arent-designed-to-be-happy-so-stop-trying-119262




No olvides mi pregunta: “¿Cuántos momentos REALMENTE felices has tenido en tu vida?”
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